martes, 11 de mayo de 2010

La Pecera, de Ignacio Apolo. Dirección: María del Carmen Pié



And did you exchange a walk on part in the war for a lead role in a cage?” 
(¿Y cambiaste un papel principal en la guerra por un papel protagonista en una jaula?)
Wish You Were Here - Pink Floyd
 
Estos “pibes” son las “
two lost souls swimming in a fish bowl” de Pink Floyd.



Estudio temático y comparativo

Como tuve la oportunidad de ver con anterioridad otra versión de la obra montada por la EMAD (Escuela Metropolitana de Arte Dramático) voy a comparar las dos puestas.
Estos son los detalles de la versión que vi en el 2009:
En el marco de la temporada de estrenos de trabajos de alumnos avanzados de la Escuela Metropolitana de Arte Dramático se presenta La pecera, de Ignacio Apolo, bajo la dirección de Constanza Peterlini, con escenografía de Mariana Oliva y vestuario de Karina Alonso Toscaninni. Únicas funciones: viernes 30/10 y sábado 31/10 a las 18.30; domingo 01/11 a las 20.30. Sede de Puesta en Escena de la EMAD: Jufré 141.”
http://estatico.buenosaires.gov.ar/aplicaciones/agenda_nueva/archivos/programacion_emad09.pdf


Violencia - Mostrar o no mostrar, esa es la cuestión
 
Bajo la dirección de María del Carmen Pié, la descripción de la violencia es menos gráfica, análoga a la tragedia griega, en la que el público es invitado a llenar los espacios vacíos de violencia imaginándolos con su propia violencia interna, lo cual generalmente puede provocar una reacción más perturbadora y profunda que cuando se confronta brutalmente con una descarnada descripción de crueldad. Semejantes a los sentimientos de lujuria de Angelo por la novicia Isabella (en Medida por Medida de Shakespeare) son mucho más potentes en tanto el cuerpo de ella está totalmente cubierto y no puede verse en absoluto, por lo que él completa esta ausencia con su propia imaginación y lujuria.
 
 
Ambigüedades y vicisitudes de las relaciones de poder
 
Este es el tema favorito de Harold Pinter, que revolotea detrás de la obra como una presencia fantasmal, influenciando hacia la brutalidad de las relaciones humanas y en la cual la rudeza del lenguaje acompaña esta lucha por la dominación o “la voluntad de poder” nietzscheana, dentro de las posturas hegelianas de amo y esclavo, como bien describen los dos protagonistas de Esperando a Godot de Beckett.
 
A pesar del traspaso completo de poder de un pibe a otro durante el transcurso de la obra, en esta versión de la Pecera estas fluctuaciones son sutiles y matizadas, creando una tensión dinámica entre los personajes. Esto difiere de la progresiva y lineal toma de poder de uno a otro, que ocurría en la versión de EMAD.
 
La Pecera por la directora Pié resulta una puesta en escena espartana, minimalista y despojada, reflejando con efectividad la carencia en las vidas de estos “jóvenes iracundos” (angry men). Esta arena se transforma en jungla salvaje, en la que la mera supervivencia se vuelve el único objetivo de su existencia, más allá de satisfacer su voyeurismo mirando a la profesora de Matemática en el baño. Este concentrado retrato de salvaje delincuencia me trae a la memoria al Señor de las moscas, aunque los chicos no son desplazados de su habitual espacio escolar como en la novela de William Golding.
 
 
La cuestión de la música
 
Entiendo que se usó música clásica para marcar el contraste con los jóvenes descarriados y groseros y contraponerla con la música pop del finale.
Si me presionaran a encontrar un defecto en la producción sería el tema de Elvis "I can’t help falling in love with you" para el final. Este fue el único momento en que me sentí incómodo, cuando no me pareció que fuera la intención. Digo esto porque hay tantos momentos en la obra que son deliberadamente duros de ver, con los personajes desplegando su desesperada, frustrada y hormonal sexualidad adolescente.
 
 
Panóptico entre panópticos - un tema foucaultiano
 
Estamos observando a estos chicos sin que sepan que son observados (como personajes, no los actores que, por supuesto, saben que los miramos). Análogamente la profesora está siendo vigilada sin saberlo, entonces, simultáneamente (e inconscientemente, sin embargo) ella sigue ejerciendo su rol de profesora que impone castigos (especialmente en las escuelas privadas religiosas). Esto es así porque su rutina de actividades en el baño bastan para estimular la lujuria y deseo de estos dos jóvenes machos que están preparados para llevar a la acción sus fantasías entre ellos mismos (aunque con ella fijada en sus mentes) transfiriendo y sublimando sus deseos.
 
La completa ausencia femenina en escena, y de nuestra vista, produce sin embargo una potente impresión sobre estos frustrados jóvenes, logrando conducir y dirigir las acciones de los protagonistas. Libre de culpa, ella aviva el fuego en sus cuerpos libidinosos, que son como bombas a punto de estallar, y la consecuente acción puede percibirse metafóricamente como la cuenta regresiva hacia este desenlace destructivo y explosivo final.


LA PECERA - Dramaturgia: Ignacio Apolo
Dirección: María del Carmen Pié 
Actúan: Javier Schwarzberg y Diego Vegezzi.
Funciones en:
Teatro El Laberinto del Cíclope, México 1718, C.A.B.A.
Domingos 20 hs.
Entradas $25 y $20 -